lunes, 16 de junio de 2014

Hacienda Zorita: vinos, quesos, Colón y secuoyas.


              
    Es laborioso explicar con cierta precisión qué es Hacienda Zorita. Diría que resulta casi imposible hacerlo en unos cuantos renglones por la multitud de aspectos que aglutina. 
    Abarca tantas aristas que un prisma como éste, más que definido, debe ser narrado. Es historia, es relax, es hotel, es enología, es gastronomía, son paseos, son bodegas, es el “Douro Valley”, son quesos, es el Tormes, es Colón, es minuciosidad, son masajes, es Salamanca, es tranquilidad, es desconexión, son dehesas, es vinoterapia, son los dominicos, es profesionalidad, es paz, es gusto por el detalle, es tradición, es naturaleza, son secuoyas centenarias (seguramente las más antiguas de Europa), es amabilidad, son viñedos… 
    Así, multitud de vertientes que conforman este más que recomendable alojamiento de cinco estrellas situado a pocos kilómetros de la monumental y universitaria ciudad de Salamanca, declarada por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad.

 
                  
    Hacienda Zorita es un continuo torrente de positivas sensaciones que aflorarán en el viajero. Quizás, por esta razón, la mejor manera de describirte lo que te vas a encontrar es hacerlo a través de mis recuerdos; de mi propia experiencia.
                  
    Llegué la tarde de un soleado viernes. Un fin de semana en Hacienda Zorita es todo un lujo para el huésped. La recepción es ya, por sí misma, una declaración de intenciones de lo que vamos a encontrar. Varias repisas a lo largo de una pared, repletas de numerosas referencias de vinos, anuncian que esta bebida tendrá durante nuestra estancia un gran protagonismo.

 

            
    Y no es para menos si vemos las dos impresionantes bodegas que se encuentran en el interior de este gran complejo hotelero.             
    La mayor de ellas, cuyo techo tiene forma de casco invertido de una carabela en honor a la gesta de Cristóbal Colón, fue diseñada por el arquitecto y dibujante José María Pérez González, también conocido por su faceta de humorista gráfico como Peridis. 
    Es un entorno magnífico para que los vinos descansen, envejezcan y se vayan haciendo. El interior de este soberbio edificio lo componen dos plantas. La baja, se utiliza para dejar reposar centenares de barricas de roble. Sólo queda que el tiempo se encargue de hacer su función para que estos caldos, reconocidos internacionalmente, sean lo que son. La superior, por el contrario, se utiliza para realizar catas. Una magnífica forma de adentrarnos en este formidable mundo de la enología.           
    Existe otra bodega, sita en el cercano edificio de la antigua iglesia de San Nicolás de las Viñas. Es una conjunción de toneles, arte sacro y algún que otro “vitor”, que recuerdan la cercanía y la influencia universitaria de la vecina localidad de Salamanca.





           
    Había oído hablar mucho, y muy bien, de “Zorita Kitchen”, coordinado por el chef Víctor Gutiérrez, galardonado con una estrella Michelin por su restaurante de la capital charra. Te lo recomiendo. No te digo más. Simplemente, con reservar mesa descubrirás que calidad no está reñida con precios razonables.

               
    La búsqueda de la excelencia es el motivo de Hacienda Zorita y, en su vertiente gastronómica, se aprecia perfectamente. 
    Tanto, que esa filosofía  “del campo o de la granja a la mesa”, de predominio del producto autóctono, del “slow food”, del “cocinamos lo que cultivamos” tiene vocación de expansión e internacional. Ejemplo de ello es que se puede disfrutar de estos fogones en Londres, Lisboa, Madrid o Stavanger (Noruega). Mi experiencia, en este sentido, fue extraordinaria.


 
 

            
    Una parte importante de este proyecto, inmerso en la ideología del hotel, es Hacienda Zorita Organic Farm. Una moderna quesería, con la última tecnología del sector, nos adentra un poco en el mundo del slow food, en la agricultura natural y ecológica, en dar valor al tiempo y en potenciar las especies originarias. 
            
    Para ello, cuentan con cerca de trescientas hectáreas de dehesas, encinas, alcornocales y campos de trigo que permiten campar a sus anchas al ganado libremente. El resultado son quesos de leche cruda de oveja, jamones ibéricos, panes, verduras, etc. de primera categoría.  
          
    Una cata comparada y comentada de quesos en un recinto tan singular fue, desde luego, un fantástico broche de oro para esa jornada.





                 
    Ha sido una bonita, entretenida y didáctica experiencia en todos los sentidos. También en el histórico
    He conocido algo más de las famosas conferencias de Valcuevo. Te lo resumo en unas líneas. Cristóbal Colón se alojó durante algunos días entre estos muros que, por aquellos años, era un lugar de descanso de los monjes dominicos. Vino con la idea de lograr su sueño. Necesitaba financiación en ese gran proyecto de llegar a las Indias por el oeste. En 1485, en estos pagos de Valcuevo, se entrevistó con catedráticos dominicos de la Universidad de Salamanca y otras personalidades de la época. Una posibilidad en la que pocos creían, llegar a las Indias cruzando el Atlántico, se hizo realidad. 
    Me gusta pensar, antes de conciliar el sueño en mi habitación, que entre estos muros se gestaron muchas ideas que acabaron con el descubrimiento del Nuevo Mundo.


               
    He degustado magníficos vinos y quesos, he catado excelentes aceites, he disfrutado de un muy recomendable restaurante, he recorrido la dehesa salmantina y he descansado en uno de los más emblemáticos cinco estrellas de la península ibérica. No se puede pedir más. 
    Te invito a descubrirlo, a que lo saborees, a que lo disfrutes, a que te empapes de la filosofía del “somos lo que comemos”.




         
                 
    Quiero mandar desde aquí un cariñoso agradecimiento a Jaime Boville, una de las “almas de este proyecto” que me ha ido desgranando, con su contagioso entusiasmo durante sus explicaciones,  muchos de los secretos de uno de los alojamientos más interesantes que conozco. Sin duda, un gran "cicerone".

 

             
    Podría contarte mucho más. Hacienda Zorita da para ello: la elaboración de mozzarella a base de leche de búfalas de agua africana, sus proyectos de futuro, The Haciendas Club, etc. 
    Sin embargo, quiero que seas tú quien lo descubras, quien disfrutes de sus villas, quien degustes un desayuno mañanero en la terraza del restaurante mientras un canalizado Tormes discurre tranquilo bajo tus pies, quien conozcas la historia del Marqués de la Concordia, quien pasees por estos parajes o quien tengas el privilegio de disfrutar de una cata con excelentes quesos, vinos y aceites (muchos de ellos reconocidos y galardonados a nivel mundial). 
    No te digo más. Hazme caso. Decídete por Hacienda Zorita y déjate mimar.



              
    Web: www.the-haciendas.com  En esta web podrás encontrar mucha información (reservas, precios, ubicación, cómo llegar, teléfono, email, fotogalería, ...) en una página tremendamente ágil y fácil para navegar.



 

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